jueves, 13 de febrero de 2014

CREACIONES (1883), de EDUARDA MANSILLA de GARCÍA


CREACIONES (1883), de EDUARDA MANSILLA de GARCÍA



Portada de la primera edición de Creaciones
editada en 1883. El sello que se puede observar
más abajo corresponde al "ex-libris"
de Luis Felipe de Orleans, Conde de París
a quién la autora le obsequió su libro.
Edición crítica con Introducción y notas de Jimena Néspolo (investigadora del CONICET- UBA)

El libro de relatos Creaciones, publicado originariamente en Buenos Aires, en 1883, contiene las piezas: “Similia Similibus”, “El ramito de romero”, “Dos cuerpos para un alma”, “La loca”, “Kate”, “Sombras”, “Beppa”. En el estudio introductorio, además de analizar la importancia de la figura de Eduarda en su época, siguiendo los pasos de estudiosas como Hebe Molina, María Gabriela Mizraje y María Rosa Lojo, se abordará su obra en tanto precursora del género fantástico en el Río de la Plata, en particular, del “gótico rioplatense”. Estos textos, como los de Sade, trabajan en el límite.

Fue, precisamente, el Marqués de Sade quien presintió en el gótico la existencia de un impulso subversivo, un síntoma de la situación social en la Europa de fines del siglo XVIII; ya en el año 1800, afirmaba que estos relatos habían fructificado y a la vez propiciado “los temblores revolucionarios detectados en toda Europa”. Por su parte, El castillo de Otranto, la breve novela de Horace Walpole ambientada en la Italia medieval y publicada en 1765 es –de común acuerdo entre los historiadores de la literatura– el hito que marca el nacimiento de este fenómeno literario. A fines del siglo XVIII el culto por lo gótico resultaba imparable y era tema frecuente en las revistas alertar sobre los peligros de su “ingestión”, destacando sus efectos corrosivos comparables a los de la ginebra o el láudano, particularmente entre los jóvenes. Jane Austen en su novela La abadía de Northanger –escrita posiblemente entre 1799 y 1801, pero publicada póstumamente en 1818– da cuenta (paródicamente) de la magnitud de este fenómeno. El mismo año en que se publica esta novela, aparece otro clásico del gótico, Frankenstein de Mary Shelley.

Es preciso, por tanto, analizar el abanico temático desplegado en los relatos de Eduarda Mansilla (la lectura como peligrosa ensoñación, la locura, los misterios del amor y las transmutaciones de la materia, los trances de la percepción, el arte como obsesión y anormalidad) a la luz de la literatura gótica de su tiempo, rastreando, a su vez, las complejidades y particularidades formales de su escritura.

Jimena Néspolo es autora, entre otros textos, del ensayo Ejercicios de pudor. Sujeto y escritura en la narrativa de Antonio Di Benedetto (Adriana Hidalgo editora, 2004) premiado por el Premio del Fondo Nacional de las Artes en 2002.


miércoles, 12 de febrero de 2014

EDUARDA MANSILLA. La mujer que se atrevió a escribir y pensar por su cuenta en el Siglo XIX


Irene Chikiar Bauer, autora del primer libro dedicado íntegramente a Eduarda Mansilla.

Eduarda Mansilla Entre-ellos es una exhaustiva investigación sobre la vida de la escritora que desafió los prejuicios de su época y su clase social. Eclipsada por su hermano Lucio Victorio Mansilla, fue entre otras cosas, la primera escritora de cuentos infantiles de la Argentina.

Eres en extremo original. Tienes más talento que yo, escribes mejor que yo, y sin embargo, pretendes que yo puedo hacer mejor que tú el elogio del artista que ha pintado tu retrato y el de tu hijo. Complaciéndote me vengaré", escribió Lucio V. Mansilla, el autor de Una excursión a los indios ranqueles, un halagador artículo en la sección literaria de El Nacional a su hermana Eduarda. Ella, que además de ser hermana de, era hija de Lucio Norberto Mansilla , el héroe de la Vuelta de Obligado, sobrina de Juan Manuel de Rosas, fue una mujer que brilló por sí misma aunque no encajó en su tiempo. 

En sus tempranos veinte años empieza a publicar sus primeras novelas. Los temas excedían las historias de amor que se suponía eran patria de las señoritas de la época –las pocas que se animaban a escribir– y se metía con temas políticos, con asuntos diplomáticos, de planificación urbana. Incluso, hasta arriesgando la elaboración de un mito originario de la identidad nacional.

Esta y otras son las hipótesis de trabajo con las que la escritora y docente Irene Chikiar Bauer –autora de Virginia Woolf la vida por escrito (2012), la más importante biografía en español de la autora inglesa– regresa con Entre-ellos. Una escritora argentina del siglo XIX, el primer libro que se le dedica íntegramente a Eduarda Mansilla (1834-1892). Con un análisis crítico e histórico de su obra basado, en una exhaustiva investigación que incluye trabajos de otros investigadores que comenzaron a principios de los noventa con el rescate de esta autora. Como María Rosa Lojo, o Hebe Molina. Eduarda fue una representante de la oligarquía terrateniente que, se dijo, desajustaba en su tiempo. Fue compositora musical, periodista y escritora. Es, entre otras curiosidades, la autora del primer libro para niños escrito por una argentina y publicado en el país.

Amiga de Sarmiento, pone empero en duda en sus escritos las ideas sobre civilización y barbarie. En 1860 su marido, Manuel Rafael García Aguirre, es comisionado para estudiar el sistema de justicia de los Estados Unidos. Allí hacen amistad con él, que entonces se desempeñaba como embajador argentino. Eduarda publica su novela El médico de San Luis y en el diario La Tribuna su novela Lucía Miranda, basada en un episodio extraído de la historia argentina. Lo hace bajo el seudónimo de Daniel.

Sarmiento escribió sobre su labor como escritora: "Eduarda ha pugnado diez años por abrirse las puertas cerradas a la mujer para entrar como cualquier cronista o reportero en el cielo reservado a los escogidos (machos), hasta que al final ha obtenido un boleto de entrada a su riesgo y peligro, como le sucedió a Juana Manso, a quien hicieron morir a alfilerazos, porque estaba obesa y se ocupaba de la educación."

Pablo o la vida en las pampas apareció publicada primero por entregas en la revista L’Artiste en francés y luego como libro editado por Lachaud en 1869. En Argentina fue publicada en folletín en el diario La Tribuna, traducida por su hermano Lucio Victorio. entre noviembre y diciembre de 1870. Irene Chikiar Bauer escribió Entre-ellos en paralelo con otra esta investigación a su exhaustivo trabajo sobre otra mujer, Virginia Woolf.

– ¿Inició el rescate de esta autora por tratarse de otra de las desconocidas escritoras del siglo XIX? ¿Por tratarse de una mujer?

–No me interesó hacerla desde el lugar del cupo femenino, esto de "la rescatamos porque es mujer". Hay una teoría del cupo en todo. Sobre todo en la literatura del siglo XIX, donde algunas de las mujeres que escribían quedaban ocultas. Algunas trascendieron, como Juana Manuela Gorriti; otras quedaron en un cono de sombras, como fue el caso de Eduarda. Hay en su obra una serie de elementos que la vuelven original.

Ella va a discutir la noción civilización y barbarie de Sarmiento, va a proponer en Pablo la vida en las pampas, una noción distinta sobre unitarios y federales. Es muy gracioso leer allí cómo ella se burla de los periodistas, en esa época en la que el periodismo y la política estaban muy imbricados. Eduarda no sólo está tratando historias de amor, está sentando postura. Y no se queda solamente en esto, sino que es interesante ver cómo se esmera en el cuidado de lo literario. Escribió teatro, José Martí hizo una elogiosa crítica de su obra La marquesa de Altamira. También fue la primera autora de cuentos infantiles.

Irene Chikiar Bauer
Fotografía de Damián Benetucci
–Sin embargo, a pesar de esta formación con institutrices europeas y de sus viajes, ella hizo una bandera de la identidad criolla.

–A pesar de su pertenencia a la alta burguesía argentina y su ideología, ella como otras mujeres, tal el caso de Victoria Ocampo por ejemplo, muestra cómo podía sustraerse a los prejuicios de su propio grupo social. En mi trabajo sobre su novela Lucía Miranda, lo que me interesó mostrar es cómo ella toma la herencia de la cultura española, tiene epígrafes de grandes escritores. Ella tiene veinticinco de años, quiere mostrar qué piensa de la Conquista, qué piensa de la unión del español con el indio e incluso hace un mito fundacional que es el español que se junta con la india y nace el criollo. Hay una preocupación por ver a la Argentina. No sólo se adelanta al Martín Fierro al hacer una defensa del gaucho, sino que se adelanta también a su hermano. Todos hablaron de Lucio V. Mansilla, pero ella escribió Pablo… antes. En francés. Lucio lo empieza a traducir y lo publica como folletín y luego saca él la Excursión a los indios ranqueles.

– ¿Por qué cree que dejó dicho en su testamento que luego de su muerte no volvieran a publicarse sus libros?

– Si bien ella venía de una familia patricia, bien posicionada económicamente, sus hijos tuvieron que luchar para hacerse un lugar en la Argentina. Una mujer que escribía, y en esa clase social, no era bien vista. Imagino que lo que ella hizo en vida fue hacer lo que quiso –entre otras cosas, escribir–, pero pidió que no se siguieran publicando sus obras luego de muerta. Supongo que, haciéndose eco de los prejuicios de la época, quiso evitarle problemas a la familia. O tal vez lo hizo por no tener el absoluto control de lo que harían con su obra. Ella era muy prolija, muy cuidada con sus textos.

Hombres necios

Lucio V. Mansilla, ese mismo hermano que tradujo la novela de Eduarda, Pablo o la vida en las pampas del francés y que según propone Chikiar Bauer "tal vez allí encontrara el disparador de su propia escritura ya que publicó Excursión a los indios ranqueles después de la aparición de aquella", con una gran misoginia propia de la época se refería a la escritura de las mujeres: "Otra mujer ¡literata y poetisa! ¡y argentina, por añadidura, al parecer! –se queja Lucio Victorio– ¿Cuándo se convencerán, nuestras familias, que en América es precario el porvenir de las literatas, y que es mucho más conducente al logro de ciertas aspiraciones que escribir con suma gracia, saber coser, planchar o cocinar? ¡Y cuándo se funda un gran establecimiento de Educación en el que estas cosas se enseñen científicamente bien! ¿O son de poco momento, cuando nueve décimas partes de los disgustos del marido con la mujer provienen de que le falta un botón a la camisa, que ya tiene más almidón que el necesario y de que el puchero está aguado y el asado ahumado."

Fuentes: Natalia Páez. Publicado en Tiempo Argentino el 31 de enero de 2014