sábado, 28 de abril de 2012

UNA MUJER DE FIN DE SIGLO. Novela sobre Eduarda Mansilla de García.

ENTRE las mujeres que, a fines del siglo pasado, lucharon denodadamente por imponerse en una sociedad argentina dominada por la hipocresía y los prejuicios masculinos, se destaca el nombre de Eduarda Mansilla de García.

 Nacida en 1834, sobrina preferida de Juan Manuel de Rosas y esposa de Manuel Rafael García, Eduarda transitó los más elegantes salones de Europa, acompañó la carrera diplomática de su marido y se vinculó con las más encumbradas figuras de la elite internacional. Sin embargo, atraída por la literatura y por la música, deseó existir por mérito propio.

De su matrimonio nacieron seis hijos a los que brindó atención y amor. Paralelamente, escribía, siempre amparada por las sombras y por el anonimato, y lucubraba sus fantasías en novelas y relatos que hacía circular casi con pudor entre sus amistades, que leían esas páginas con sonrisas irónicas y comentarios desdeñosos.

María Rosa Lojo, como ya lo había hecho en La princesa federal , volcó en este libro su energía y su talento para descubrir los más entrañables secretos de la vida de Eduarda Mansilla. No se apoyó para ello en una somera biografía ni en un retrato de una época colorida -recursos remanidos en este género literario-, sino que hurgó en los más hondos pliegues de su personaje y los tradujo con lenguaje poético y coloquial.

La autora divide su novela en tres etapas.

La primera relata la estadía de Eduarda Mansilla en Washington, hacia 1860, cuando como elegante dama de costosos vestidos recorre con su esposo las residencias de la aristocracia, observa la desigualdad que impera entre los hombres y las mujeres -ellos autoritarios y prepotentes; ellas virtuosas y casi serviles-, y comienza, encerrada en sí misma, su labor literaria. 

La segunda etapa, en 1880, encuentra a la protagonista en Buenos Aires, acompañada por su secretaria bretona Alice Frinet. Es ella quien lentamente va descorriendo los velos de la vida de Eduarda, alejada de su marido y de sus hijos, que quedaron en Europa, para insertarse en una ciudad que siempre le es esquiva a sus méritos literarios. La tercera etapa de este camino se ubica en 1900, siete años después de la muerte de Eduarda. Su hijo, Daniel García-Mansilla, recuerda a esa mujer que dejó las tentaciones de los oropeles y la comodidad hogareña para cumplir, como la Nora Helmer de Casa de muñecas , con su vocación de independencia y de sueños.

El libro posee la calidez de la verdad, la tersura de las pasiones íntimas y el dramatismo nunca exacerbado de una sociedad pacata y machista. Una mujer de fin de siglo es, en fin, un libro sin duda entrañable, un documento que rescata de la oscuridad a un personaje notable de nuestras letras y un relato escrito tanto con la pluma como con el corazón.

Fuente: Adolfo C. Martínez. Diario "La Nación de Buenos Aires" 4 de agosto de 1999.

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