viernes, 19 de febrero de 2010

Abraham Lincoln y Sra. por Eduarda Mansilla



"Cuando por primera vez ví al Presidente de los Estados Unidos, me chocó la expresión enfermiza de su aspecto. Era alto, muy alto, seco, estrecho de hombros, con tez cetrina y cabellos renegridos, que usaba en extremo largos. Vestía siempre de negro, y su mirada revelaba profunda melancolía, algo como un gran cansancio. Aquella cabeza inclinada, aquel cuerpo desgajado, que recordaba al sauce llorón, tenía actitudes que no carecían de cierta elegancia. Era en extremo serio, y su voz, bien timbrada, no se elevaba nunca, á un diapason alto; antes se mantenía en las notas graves. Me produjo el efecto de un ser agoviado por un enorme peso; quién sabe si la muerte no vino a libertarle de responsabilidades, superiores á sus fuerzas. No era posible encararse con Abraham Lincoln, por lo menos en aquella época, sin sentir un gran respeto.


La compañera del Presidente, formaba contraste con su marido; era una mujer rechoncha, en extremo vulgar y antipática, llena de chiches comunes, que se armonizaban perfectamente con su figura pretenciosa y anti-artística; parecía haber monopolizado todo el contenido que a Lincoln faltaba.

Les visité en la Casa Blanca, sin más título que el de extranjera distinguida, pues en ese momento no habia llegado a los Estados Unidos, el jefe de Legación, de la cual era mi marido Secretario. Confieso que tuve pereza de hacer explicar su carácter de Comisionado especial para estudiar los Tribunales de Justicia (1)

Aquel título tan largo, no se prestaba cómodamente a la presentación. Los espíritus en la Unión, estaban en gran esfervescencia, y el Yankee, que todo lo acorta y laconiza, no hubiera prestado atención por ser tan complicado. Bastó un "Señora García de Sud América."

Mrs. Lincoln me acogió con cierta amenidad protectora, y el Presidente con blandura y distracción; es posible que aquello ojos tristes, fijos en un más allá sin límites, no me viera siquiera."

Fuente: Eduarda Mansilla de García . Recuerdos de viaje, edición literaria a cargo de  Juan .Pablo Spicer-Escalante, Stock Cero, Buenos Aires, 2006. 

(1) Manuel Rafael García Aguirre, marido de Eduarda Mansilla, fué comisionado en 1860 a los Estados Unidos a estudiar el sistema federal de justicia imperante en aquella nación.