
Su obra incluye nueve cuentos infantiles, un relato "Tío Antonio" y un artículo de costumbres -"Pascua"- sobre los festejos de Navidad en los Estados Unidos y Francia.
La propia Eduarda, en palabras al lector nos cuenta porque decidió incursionar en este género.
"Diré, como el buen Lafontaine:
«Todo siente y habla en mis cuentos, hasta una inerte jaulita dorada.»
Andersen, el maestro en materia de cuentos, ha narrado magistralmente las aventuras de «Un intrépido soldado de plomo.»
Siguiendo sus huellas, he contado yo las de una Jaulita dorada.
Si lo hice bien ó mal, no me incumbe á mí decirlo; solo he intentado producir en español, lo que creo que no existe aun original en ese idioma: es decir el género literario de Andersen.
¡Cuál ha sido mi objeto al componer estos cuentos?
Debo confesarlo, aun cuando la pretension parezca superior a mis fuerzas. Vivir en la memoria de los niños argentinos! Penetrar en el hogar por la puerta mágica de la fantasía, y que las madres encuentren en mis cuentos con que reemplazar esos hoy olvidados, que en mi infancia contaba yo á mi anciana abuelita. El tiempo ha ido borrando los contornos de “La Hormiguita, del Caballito de siete colores, de Juan sin miedo,” que hacian las delicias de otras generaciones infantiles. Feliz yo, si mis narraciones llegasen á popularizarse, reemplazando hasta cierto punto las ya olvidadas.
Puede acaso aspirarse á mayor gloria, que á cautivar la atencion de los niños, críticos perfectos, de gusto esquisito, seguro; haciendoles olvidar sus penas fugaces, secando sus lagrimas pronto enjugadas, como dice Victor Hugo y despertando esa fantasía que dormita entre nubes sonrosadas, que el menor destello luminoso aviva? No. Y por mi parte esa gloria me bastaria.
Puedo asegurar que la emocion que se pintaba en sus semblantes trasparentes, sus aplausos y hasta su crítica, halagaban dulcemente mi corazon de madre y lisongeaban mi vanidad de artista.
Cada uno de mis cuentos, que no he querido denominar ni como mi amigo Mr. Laboulaye de azules , ni como la Condesa de Ségur de rosados , lleva al frente el nombre del niño á que vá dedicado. Es la imàjen protectora que ha de servir de salvaguardia y aun de inspiracion á mi pobre ingenio.
He tratado de familiarizar á mis jovenes lectores, por medio de apólogos sencillos, con la idea delicada y profunda, que en la naturaleza todo vive, todo siente; y que el sufrimiento no cuenta solo por la cantidad sinó por la calidad, mostrándoles que la virtud debe ser amada porque es bella. Si mi fantasia me ha estraviado, voy en grata compañia.
Reproduzco «La Pascua,» y dos de mis cuentos, accediendo al pedido de una distinguida dama estrangera de sumo gusto, á quien me es grato complacer.
¿Qué acogida hallará mi libro? Mi intencion es buena; tengo fé en esa pléyade entusiasta, generosa, que vá á leerme. Ella me ha inspirado, en ella fio……."
20 de Enero de 1881.
Eduarda Mansilla de García.