sábado, 14 de marzo de 2009

Manuelita Rosas, prima hermana de Eduarda Mansilla

Nació en Buenos Aires el 24 de mayo de 1817 y fue bautizada con los nombres de Manuela Robustiana, ese mismo día, por el doctor José María Terrero. Se educó en su ciudad natal, pero iba con frecuencia a las estancias de su padre del Pino (o San Martín) y Los Cerrillos. Poseía dotes musicales y fue su maestro de música el alemán Johann Heinrich Amelong, hacia 1835.

Una descripción de Manuelita, de 1840, hecha por el reverendo Pontoppidan, de la fragata danesa Bellona, nos la muestra así: “Manuelita presenta un aspecto interesante sin ser regularmente hermosa. Espiritualidad y alma se reflejan en todo su exterior, pero sus modales son exaltados, sus ojos echan llamas, y en todos sus rasgos y movimientos se puede leer cuál es su situación singular en la vida. Los oficiales se sienten cómodos en compañía de doña Manuelita y admiran a esta mujer graciosa y guapa que monta los caballos más indómitos, fuma un cigarrito si el caso se ofrece, toca el piano y canta, y no mal, y entretiene una conversación corriente en español bueno y francés malo mezclados”.

Retrato literario de José Mármol

José Mármol, quien muestra particular afición por la figura de la hija de Rosas, dejó más de un retrato literario de ella. “Manuela –dice- no es una mujer bella, propiamente hablando; pero su fisonomía es agradable y simpática, con ese sello indefinible, pero elocuente que estampa sobre el rostro la inteligencia cuando sus facultades están en acción continua”. Y poco más adelante, consigna: “Agregad a esto una figura esbelta; una cintura leve, flexible, y con todos esos movimientos llenos de gracia y voluptuosidad que son peculiares a las hijas del Plata, y tendréis una idea aproximada de Manuela Rosas, hoy a los 33 años de su vida; edad en que una mujer es dos veces mujer”.

Por su parte, el poeta Ventura de la Vega, que la conoció en Inglaterra poco después de su casamiento, hace este retrato de Manuela: “Es alta, muy alta, morena, pelo negro, ojos pardos muy expresivos, boca y nariz pequeñas: se da un aire en la cara a Teodora Lamadrid, y se le parece también en el metal de su voz. No es gruesa pero tampoco puede decirse que es muy delgada, tiene muy bonito cuerpo, y un aire de los más distinguido y elegante que se puede ver. Su conversación es franca; pero muy fina y con golpes de talento que dejan parado”. Su primo Lucio V. Mansilla anota, sin embargo: “Mi abuela Agustina no era alta. En la familia sobresalió mi madre que, propiamente, no era alta, como no lo era Manuelita Rosas. Era el modo como erguían el cuello lo que las realzaba”.



Exilio en Inglaterra

Después de la muerte de Encarnación Ezcurra, Manuelita ocupó un importante papel en Palermo, junto a su padre, si bien algunos autores han exagerado su influencia sobre el Restaurador. Luego de Caseros, lo acompañó a Inglaterra, y a pocos meses de su llegada, el 23 de octubre de 1852, pudo unirse en matrimonio con su novio Máximo Terrero, hijo de Juan Nepomuceno Terrero, amigo de Juan Manuel de Rosas. Del matrimonio nacieron dos hijos varones: Manuel Máximo Nepomuceno, nacido el 20 de mayo de 1856, y Rodrigo Tomás, que vino al mundo el 22 de setiembre de 1858. Vivieron en Hampstead, Londres.

Manuelita falleció en la capital británica el 17 de setiembre de 1898. El óleo de Prilidiano Pueyrredón que la retrata de cuerpo entero fue pintado en la segunda mitad de 1851, y le fue obsequiado por un grupo de ciudadanos federales que la agasajaron con un baile. Para aceptar dicho retrato Manuelita consultó a su padre, y éste designó una comisión compuesta por Juan N. Terrero, Gervasio Ortiz de Rosas y Luis Dorrego para que dictaminara si debía acceder a ser retratada y al obsequio correspondiente. La comisión dio un veredicto afirmativo.

Mi tatita

Los párrafos que se transcriben pertenecen a una carta que dirigió a doña Josefa, Condesa de Poblaciones, el 13 de mayo de 1876.

Mi Tatita Don Juan Manuel de Rosas. Bisnieto del Conde de Poblaciones (nunca se firma Ortiz de Rozas) como mi abuelito D. León Ortiz de Rozas y sus otros dos hijos que fue una numerosa familia. Hoy, sólo quedan de ella mi Padre que es el mayor, la hermana que lo sigue y la menor Doña Agustina. Mi Tío D. Prudencio, fue el que murió en Sevilla y padre de mi primo León Ortiz de Rozas a quien Vd. menciona en su carta haber conocido y que murió también años hacen en Buenos Ayres durante la peste del cólera.

Tatita, reside cerca de Southampton en una chacra y privado de su fortuna por la confiscación de sus bienes en que fueron envueltos los míos que administraba, se ve reducido á llenar las más premiosas necesidades con el auxilio de sus antiguos amigos.

Vd. está equivocada al darle el título de "Dictador" que nunca tubo ni aún habiéndole sido ofrecido lo habría aceptado. Gobernó por años el País bajo el Título de "Gobernador de la Provincia de Buenos Ayres y Encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina" cuyos derechos defendió contra las grandes Potencias de la Europa que tan injustamente nos atacaban. Luego, y después de salir airoso de esas cuestiones, tan celebres e históricas, vinieron otra vez las riñas civiles y por ello se vio obligado á salir del País, donde quedó cuanto poseíamos siendo una inmensa fortuna.


Yo me casé en este País con mi compatriota Máximo Terrero hijo de un antiguo y fiel amigo de mi Padre desde la niñez y de este matrimonio tenemos dos hijos varones á cuya educación hemos destinado nuestra vida sin otra distracción ni entretenimiento alguno como que nuestros medíos no lo permiten. El mayor se llama Manuel Máximo y el segundo Rodrigo Thomas. Su educación, se completa con la distinción que corresponde á las familias de que descienden y es esta la única aspiración de sus Padres y abuelo. Vd. debe conocerá la familia del Brigadier Don Antonio Terrero en Madrid, el Conde de Poblaciones habiendo sido uno de sus discípulos en la escuela Militar según una guía que tengo entre mis libros.

Fuente: www.lagazeta.com.ar

Fuentes:

* Chávez, Fermín – Iconografía de Rosas y de la Federación – Buenos Aires (1970).
* Chávez, Fermín – La vuelta de Don Juan Manuel.
* Oscar J. Planell Zanone / Oscar A. Turone – Patricios de Vuelta de Obligado.

viernes, 13 de marzo de 2009

Agustina López de Osornio. Abuela de Eduarda Mansilla.

La madre de Juan Manuel de Rosas, abuela materna de Eduarda Mansilla, era Agustina López de Osornio, nacida y bautizada en Buenos Aires, el 27 de agosto de 1775. Era hija de don Clemente López de Osornio, bautizado el 25 de noviembre de 1720 y de doña Manuela de Rubio y Díaz, bautizada el 18 de agosto de 1738.

Había heredado de su padre no solo un cuantioso patrimonio, sino también las cualidades morales que caracterizaron a don Clemente. Era un espíritu fuerte y avasallador, tendido para la acción y el predominio. Su voluntad impetuosa no reconocía otro freno que el deber, tal como lo entendia, en aras del que era capaz de realizar cualquier sacrificio para cumplirlo y respetarlo. Habia en ella la exaltación de la personalidad, la valentía de los que acometen y realizan, esa seguridad de los seres hechos para obrar sin vacilación, que no conocen jamás las inquietudes de la duda, ni los temores del error. Tenía el don de mando que, cuando es ingénito, trae consigo la conciencia de la propia infalibilidad. Lucio V. Mansilla uno de sus nietos anota al retratarla, que: “cuando ella decía sí o nó, así y nó de otro modo tenía que ser”

Gobernó su hogar imprimiendo suyo a todo lo que le rodeaba y a cuanto se vinculaba a su acción; era para su marido compañera conductora, y para los diez hijos que vivieron de los veinte que dio a luz, fue madre venerada. Su hijo Juan Manuel, escribía en el año 1868, en su ancianidad y desde el destierro: “No hay día que no me acuerde de mi madre, sintiendo siempre su pérdida, y no haberla podido acompañar tanto como eran mis constantes deseos, porque las ocupaciones públicas me lo impedían. Lloraba ella sin consuelo cuando las consideraba, diciéndome siempre: ya recibirás por premio la más cruel ingratitud…….. Tengo una trenza de su pelo….Cuando después de su muerte supe que nada dejaba a los pobres, remedié ese olvido señalando a nombre de mi madre, a muchos de de ellos, una limosna mensual que se entregó hasta fin de Enero de 1852" ( Carta de Rosas a Doña Josefa Gómez, de 20 de junio de 1868, 8 de diciembre de 1865 y 2 de mayo de 1869. Museo de Luján)

Imperiosa y abnegada, caritativa e inflexible en la severidad de su disciplia, que sofocaba muchas veces a su ternura maternal, doña Agustina era el arma y el brazo director de su hogar. Ella manejaba los intereses y administraba los bienes. En la estancia “El Rincón” que heredara de su padre. Agustina, cuando se lo permitía su naturaleza siempre hechida de fecundidad, mandaba parar rodeo, contaba la hacienda, ordenaba los apartes e inspeccionaba a galope tendido los campos y los rebaños.

Esa familiaridad con las vicisitudes de la vida rural, no la excluyen de las galanterías que en los salones de la época, se brindaban a las mujeres de belleza excepcional como la suya. En cierta ocasión es presentada al virrey Pedro Melo de Portugal, vestida con el hábito mercedario. Impresionado, comenta: “Tan linda…..y vestida de fraile”.

Fallece el 13 de diciembre de 1845. En su homenaje la familia Ortíz de Rozas construyó la bóveda de la familia que hoy se encuentra en el Cementerio de la Recoleta. Los restos de su hijo Juan Manuel de Rosas fueron repatriados en 1989 y colocados junto a los de su esposa, Encarnación Ezcurra en ese panteón.

Fuentes:
Carlos Ibarguren. Juan Manuel de Rosas. Su vida, su tiempo, su drama, 4ª edición corregida. Buenos Aires 1931
Lily Sosa de Newton. Las Argentinas de ayer a hoy. Ediciones Zanetti, Buenos Aires 1967.
Carlos Calvo. Nobiliario del Antiguo Virreynato del Río de la Plata. Primera parte.Buenos Aires 1924.