domingo, 14 de diciembre de 2008

Eduarda Mansilla y su nieta Guillemette Marrier.

De tal palo, tal astilla.

Eduarda Mansilla tuvo una nieta también escritora: Guillemette Marrier, hija de Eduarda García-Mansilla, apodada "Eda" y del Barón Charles Jules Marrier de Lagatinerie. En un delicioso libro titulado "Nous n'irons plus au bois", Guillemette evoca la experiencia de su viaje a la Argentina en 1887, luego de la muerte de su abuelo Manuel Rafael.

En su relato emerge una Pampa inmensa,inimaginable para unos ojos habituados a la montaña, donde Rodrigo, el primo de Maman, refinado dandy de salón, se ha vestido sin embargo para guiarlos como un "cavalier de la Pampa". Guillemette conoce ahora de primera mano el asado y el mate, come y duerme en un rancho de estancia, se sienta en una cabeza de vaca, escucha a la puestera contar historias que se vinculan estrechamente con las leyendas bretonas que le son familiares: en ambas hay espíritus que flotan sobre las lagunas, o los saltos de agua, y en ambos casos también son los de las razas autóctonas vencidas: celtas o guaranies. La Pampa que Guillemette testimonia ya no es la tierra dramática que narrara su abuela. No es un enigma violento explicado para europeos, sino un bello, interesante objeto exótico, casi ornamental, depositado con exquisita precaución en un estuche de terciopelo, como una joya de familia.

Ya no hay partidas predatorias a la vista, los gauchos rebeldes son pacíficos trabajadores rurales, aunque conserven sus ropas típicas. Mucha sangre ha corrido entre ambas Pampas, pero eso la niña extranjera no puede percibirlo. Emnellecida por la nostalgia, traducida en ficción feérica y heroica, su Pampa se aproxima, paradójicamente, la que forjarán Rafael Obligado y los hombres del Centenario, cuando los ecos del dolor y del espanto, del sonido y la furia tan presentes en la polém ica escritura de Eduarda, se hayan diluido en la moderada lejanía como las imágenes de un cuento de infancia.

FUENTE: María Rosa Lojo, "El imaginario de las Pampas en francés"