miércoles, 10 de diciembre de 2008

Eduarda Mansilla y su Lucía Miranda. Rescataron una parte olvidada del patrimonio nacional.

Por Horacio Semeraro. INVESTIGACION.

LUCIA MIRANDA (1860)

Eduarda Mansilla (edición de Maria Rosa Lojo y equipo), (Iberoamericana - Bs. As.)

El presente libro está encuadrado dentro del proyecto de investigación sobre el pasado colonial en la novela hispanoamericana, realizado por la Escuela de Letras de la Universidad del Salvador (Buenos Aires). Con una introducción y notas a cargo de María Rosa Lojo, el libro demandó largos años de investigación a la escritora, quien fue asistida por un equipo compuesto por profesionales de dicha casa y del Conicet en la reedición y estudio correspondiente del libro de Eduarda Mansilla.

El personaje de Lucía Miranda aparece por primera vez en La Argentina manuscrita (1612) de Ruy Díaz de Guzmán, inspirando a innumerables autores; entre ellos, a Eduarda Mansilla (1860). Según la mítica historia referida por él, Lucía y su esposo, Sebastián Hurtado, formaron parte de la expedición de Sebastián Caboto en 1526, quien incursionó en el Río de la Plata. Se erigió un fuerte, el que quedó a cargo de Núñez de Lara cuando Caboto regresó a España. Lucía y Sebastián quedaron en él. La lucha emprendida por dos caciques indios -hermanos-, Mangoré y Siripó, contra los españoles produjo el cautiverio de Lucía y la sentencia a muerte de Sebastián por parte de Mangoré, quien se enamoró de ella. Lucía negoció su vida a cambio de la promesa de no acercarse más a su esposo. Cuando la promesa fue incumplida, los cónyuges fueron sacrificados en martirio. Hasta aquí la leyenda.

Entre el mito y la historia.

La versión de Lucía Miranda publicada por Eduarda Mansilla en 1860 fue escogida por María Rosa Lojo y su equipo. La elección resultó inmejorable. Eduarda Mansilla fue una de las mujeres rioplatenses más cultas de su tiempo. Sobrina de Rosas y hermana de Lucio V. Mansilla, viajó por Europa desde joven. Residió en Estados Unidos en 1860 (y con posterioridad, entre 1868 y 1872). Ello le permitió escribir una versión de la mítica Lucía totalmente verosímil -remontándose a dos generaciones atrás-, en escenarios europeos. Murcia, Valencia, Nápoles, Capri, retratadas en sepia, semejan hojas de un archivo histórico interrelacionado y erudito, en el que la protagonista recrea la novela romántica desde una fértil imaginación, detallista y sutil, no exenta de drama.

El impecable trabajo académico sobre el libro efectuado por Lojo y equipo, está acompañado por tres planos: gráfico, morfosintáctico y semántico, e incluye un exhaustivo análisis del contexto histórico, notas historiográficas y dos cartas de Eduarda Mansilla a Vicente F. López sobre Lucía Miranda. Se destacan, entre otras cualidades: la minuciosidad con la que efectúa parangones con otras versiones; el resalto de la testimonialidad de la obra deteniéndose exhaustivamente en cada personaje, fuente y versión; la mirada crítica -justiciera y aclaratoria- lanzada sobre las etnias, las situaciones y los comportamientos sociales; el trazado del perfil psicológico de los protagonistas desde su subjetividad, con solvencia de criterio interpretativo. En suma, un libro que rescata con probidad una parte del patrimonio nacional olvidado, allá en la frontera temperamental entre la literatura hispanoamericana, los mitos y los tiempos históricos.

Publicado por LA GACETA de Tucumán, el domingo 4 de noviembre de 2007.